Negociar con la muerte: cómo se descubrió una red internacional que traficaba tejidos humanos


Miércoles 15 de agosto de 2012 | 01:59

Negociar con la muerte: cómo se descubrió una red internacional que traficaba tejidos humanos

Un trabajo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación relata cómo se roban restos cadavéricos para elaborar productos medicinales y dentales; el vacío legal y el peligro de propagar infecciones



Desde aumentar el volumen de los labios, alisar arrugas y realizar reconstrucciones de pecho, hasta fabricar prótesis dentales y ortopédicas. Todo esto puede ser producido utilizando como materia prima tejidos y huesos humanos. La obtención, tratamiento y transformación de estos elementos forman parte de un negocio multimillonario que desató un escándalo a nivel internacional.
Una investigación de ocho meses realizada en 11 países por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ( ICIJ , por sus siglas en inglés) cuenta cómo funciona la ruta internacional de ingredientes para productos medicinales y dentales que son aplicados diariamente a gente de todo el mundo.
La recopilación de ese trabajo fue publicada en la Argentina por El Puercoespín , un sitio de política, periodismo y literatura, dirigido por Gabriel Pasquini y Graciela Mochkofsky.
 
Foto: Archivo 
Se trata de un mercado multimillonario con un marco legal poco definido en la mayoría de los países. Según la investigación, "sólo en los Estados Unidos, el mayor proveedor y el mayor mercado, se estima que se venden cada año dos millones de productos derivados de tejido humano".
"Un solo cuerpo libre de enfermedades puede girar retornos de 80.000 a 200.000 dólares a los varios intervinientes -sin y con fines de lucro- involucrados en extraer los tejidos y utilizarlos para manufacturar productos médicos y dentales", detalla el informe.

MERCADO Y ESCÁNDALO INTERNACIONAL

La ICIJ descubrió que ni las autoridades norteamericanas ni las de la mayoría de los países tienen un mecanismo preciso para rastrear el origen y destino de la piel y otros tejidos reciclados.
"Los eslovacos exportan partes de cadáveres a los alemanes; los alemanes a Corea del Sur y los Estados Unidos; los coreanos del sur a México; los Estados Unidos, a más de 30 países", indican los investigadores.
Y detallan que pueden encontrarse distribuidores de productos manufacturados en la Unión Europea, China, Canadá, Tailiandia, India, África del Sur, Brasil, Australia y Nueva Zelandia, muchos de ellos subsidiarios de corporaciones médicas multinacionales.
"La naturaleza internacional de la industria, afirman los críticos, hace fácil mover productos de un lugar a otro sin demasiado escrutinio", explica la investigación de la ICIJ.
El escándalo se desató cuando se descubrió un cargamento de restos de ucranianos con una serie de documentos que sugerían que eran enviados a una fábrica en Alemania que pertenecía a la subsidiaria de una compañía norteamericana de productos médicos con sede en Florida, RTI Biologics.
Se trata de una compañía multimillonaria: según la ICIJ, "el año pasado (2011), RTI ganó 11,6 millones de dólares en ganancias previas al pago de impuestos, de un total de ingresos de 169 millones".

PARA QUÉ SE USAN LOS RESTOS CADAVÉRICOS

Tratamientos de belleza e implantes dentales son algunos de los usos que se le dan a los tejidos y huesos humanos.
Según explica a la ICIJ Ron Israeli, un cirujano plástico de Nueva York, "el uso de tejido humano ha revolucionado realmente lo que podemos hacer en cirugía de reconstrucción de pecho".
Además, "los huesos cadavéricos -extraídos de los muertos y reemplazados con cañerías de PVC para el entierro-son esculpidos como tallas de madera para hacer tornillos y pernos en decenas de aplicaciones ortopédicas y dentales", explica a investigación.
Los huesos también pueden ser molidos y mezclados con químicos "para componer pegamentos fuertes que se promueven como mejores que los artificiales".
 
Foto: Marc Cabra /ICIJ
"Nadie cobra por el tejido mismo, que, bajo circunstancias normales, es donado libremente por el difunto (vía los registros de donación) o por sus familias", explica la ICIJ. El negocio viene después.

TESTIMONIOS DEL HORROR

Los padres de Sergei Malish no sólo debieron sobrellevar el suicidio de su hijo de 19 años en 2008. Pero la tragedia recién comenzaba, ya que el cuerpo fue víctima de esa red de engaños y tráfico internacional.
Durante su funeral, los padres de Sergei descubrieron que el cadáver de su hijo tenía cortes profundos en sus muñecas, a pesar de que el joven se había ahorcado.
Tiempo después se enteraron de que las partes faltantes de su cuerpo habían sido recicladas y despachadas como "material anatómico", cuenta la ICIJ.
"Hicieron plata con nuestra desgracia", dijo el padre de Sergei.
Otro caso fue el de Oleksandr Frolov, de 35 años, que había muerto por un ataque de epilepsia. Camino al cementerio, cuenta su madre, se dieron cuenta de que uno de sus pies parecía estar suelto.
"Cuando mi nuera lo tocó, dijo que el pie estaba vacío", relató a ICIJ Lubov Frolova, madre del fallecido. La lista de partes del cuerpo de su hijo que habían sido robadas parecía interminable. "Dos costillas, dos talones de Aquiles, dos codos, dos tímpanos, dos dientes, y así siguiendo. No pude leerlo hasta el final, porque me descompuse. No pude leerlo", dijo la mujer a ICIJ.
"Escuché que [los tejidos] eran embarcados a Alemania para ser utilizados en cirugías plásticas y también para donación. No tengo nada contra la donación, pero debería ser realizada de acuerdo con la ley".

PELIGRO DE INFECCIÓN

Si bien casi todos los países tienen legislaciones que determinan una rigurosa cadena de controles para implantes y trasplantes, en el caso de los tejidos, a veces la trazabilidad (procedimientos que permiten conocer el recorrido de un producto) se hace complicada. "Hay un riesgo inherente en trasplantar tejidos humanos. Entre otras cosas, ha conducido a infecciones bacterianas de riesgo mortal, y a la diseminación del VIH, la hepatitis C y la rabia en receptores de tejidos, de acuerdo con el CDC", indica la investigación de la ICIJ.
"La recolección moderna de sangre y órganos tiene códigos de barras y es sometida a fuertes regulaciones -reformas provocadas por los desastres notorios causados por una pobre revisión de los donantes. Productos hechos de piel y otros tejidos, sin embargo, tienen pocas leyes específicas que se ocupen de ellos", explican.
En los Estados Unidos, la encargada de estos controles es la Food and Drug Administration ( FDA). La ICIJ explica que la FDA no tiene autoridad sobre las instalaciones de salud que implantan ese material y no rastrea específicamente las infecciones. "Sí sigue a los bancos de tejidos registrados y a veces realiza una inspección. También tiene el poder de cerrarlos", explica.
Por su parte, la American Association of Tissue Banks (Asociación Americana de Bancos de Tejidos) sostiene que las posibilidades de contaminación en pacientes son bajas. La mayoría de los productos, dice la AATB, son sometidos a radiación y esterilización, lo que los vuelve más seguros que, por ejemplo, los órganos que son trasplantados de un ser humano a otro.

MASTROMARINO, EL TRAFICANTE DE TEJIDOS

Entre 1994 y 2007, cuenta la ICIJ, la FDA retiró más de 60.000 productos derivados de tejidos.
El más famoso retiro ocurrió en 2005. Involucró a una compañía llamada Biomedical Tissue Services, que era manejada por un ex cirujano dental, Michael Mastromarino.
Michael Mastromarino, acusado por tráfico de tejidos y huesos humanos. Foto: AP 
Consta en la investigación que Mastromarino recibía muchos de sus materiales básicos de enterradores de Nueva York y Pennsylvania. "Les pagaba hasta 1.000 dólares por cuerpo, indican los registros judiciales".
Para utilizar estos tejidos, Mastromarino "falsificó formularios de donantes, mintiendo sobre causas de muerte" y otros detalles. "Vendió piel y otros tejidos a varias compañías procesadoras de tejidos de los Estados Unidos, incluyendo a RTI", dice la ICIJ.
Hoy Mastromarino, se encuentra cumpliendo una condena de 25 a 58 años de prisión por conspiración, robo y abuso de un cadáver. "Después de declararse culpable para evitar una posible sentencia en juicio a 8.673 años de prisión, Mastromarino declaró a los fiscales que sus compradores -RTI, Tutogen y LifeCell- no eran simples víctimas de sus crímenes", informa la ICIJ.
"Durante más de tres años, hasta que sus crímenes salieron a la luz a fines del 2005, la compañía de Mastromarino proveyó huesos y otros tejidos a la subsidiaria sin fines de lucro de RTI, RTI Donor Services (Servicios del Donante RTI), y a otras cuatro compañías norteamericanas", detalla la investigación publicada en El Puercoespín.
¿Cómo ingresó en esa industria? Mastromarino era un reconocido cirujano dental en Manhattan. Pero, para aliviar una vieja herida de fútbol americano, comenzó a inyectarse analgésicos, se hizo adicto y fue arrestado por posesión de drogas. Terminó renunciando a su licencia médica.
Allí fue cuando decidió abrir su propia compañía de recuperación de tejido humano. La llamó Biomedical Tissue Services. Incluso intentó, entre otras cosas, importar cuerpos de prisioneros ejecutados de Kirguistán, aunque esto no le fue permitido por la FDA.
Su detención sacó a la luz algunas irregularidades de este mercado internacional multimillonario y mostró cómo algunos de sus eslabones lucran con la muerte y el dolor ajeno. Pero aún sigue siendo muy difícil lograr controles estrictos.
Para Mastromarino, "nada va a cambiar". "Hay demasiada gente haciendo demasiado dinero", sostiene.

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